Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис (читаемые книги читать txt) 📗
En los limites occidentales de la capital, en un buen edificio que se encuentra junto a una planta quimica, vive el consejero titular B. con toda su familia. He aqui una descripcion intencionalmente detallada e intencionalmente aburrida de las circunstancias que rodean a nuestro protagonista: tres pequenas habitaciones, un salon, una mujer gastada, cinco hijos verdosos, una suegra vieja y fuerte que ha abandonado la aldea para mudarse con ellos. La planta quimica apesta, de dia y de noche salen de ella columnas de humos de diferentes colores, el hedor ponzonoso mata los arboles, pone amarilla la hierba y las moscas mutan de manera salvaje y extrana. El consejero titular lleva varios anos desplegando una campana para acorralar la planta: escribe airadas exigencias a la administracion, llorosas peticiones a todas las instancias, feroces articulos satiricos en todos los diarios, intenta sin exito organizar piquetes frente a la entrada. Sin embargo, la planta se mantiene como un bastion. En la orilla del rio, delante de la planta, caen muertos los centinelas envenenados; agonizan los animales de compania, familias enteras abandonan sus pisos y se marchan a vagabundear; en los diarios aparecen esquelas que hablan de la muerte prematura del director de la planta. La esposa del consejero titular B. fallece, sus hijos, uno tras otro, enferman de asma bronquial. Una noche, en el sotano, adonde ha bajado en busca de lena, encuentra un mortero, escondido ahi en la epoca de la Resistencia, y una enorme cantidad de proyectiles. Esa misma madrugada sube todo aquello a la buhardilla y abre el ventanuco. Ante el aparece la planta, como en un plano: los obreros se afanan a la luz de los proyectores, las vagonetas van de un lado a otro, nubes de vapores letales, amarillas y verdes, se mueven por el aire. «Te matare», susurra el consejero titular y abre fuego. Ese dia no va a trabajar, tampoco lo hace al siguiente. No duerme, no come, se mantiene agachado bajo el ventanuco y dispara continuamente. De vez en cuando hace un receso para que el canon del mortero pueda enfriarse. El humo de la polvora lo ha cegado y los disparos lo han ensordecido. A veces le parece que la niebla quimica se diluye, y entonces sonrie, se relame y susurra: «Te matare». Despues, cae agotado y se duerme, y cuando despierta ve que los proyectiles casi se han terminado, solo quedan tres. Los dispara y se asoma por el ventanuco. El amplio patio de la planta esta lleno de crateres, brillan los trozos de vidrio, los costados de los gigantescos depositos de gas muestran abolladuras, el patio esta surcado por un complejo sistema de trincheras, los obreros se mueven dando carreras cortas por esas trincheras, las vagonetas se desplazan mas rapido que antes, los conductores de los autocares estan protegidos por planchas de metal, y cuando el viento aparta las nubes de gases venenosos, en la pared de ladrillos de las oficinas centrales se descubre un letrero reciente, en letras blancas: ?ATENCION! DURANTE LOS BOMBARDEOS, ESTE LADO ES PARTICULARMENTE PELIGROSO.
Viktor termino de leer la ultima pagina, encendio un cigarrillo y echo un vistazo a la hoja en blanco que acababa de meter en la maquina de escribir. Ahi habia solamente una linea y media:
Al salir de la redaccion, el periodista B. sintio deseos de tomar un taxi, pero cambio de idea y bajo al paso subterraneo.
Viktor sabia perfectamente lo que le habia ocurrido despues al periodista B., pero ya no podia escribir mas. En su reloj eran las tres menos cuarto. Viktor se levanto y abrio la ventana de par en par. La calle estaba totalmente a oscuras, y en la negrura las gotas de lluvia lanzaban destellos. Viktor termino de fumar su cigarrillo junto a la ventana, tiro la colilla a la noche mojada y llamo a la recepcion. Le respondio una voz desconocida. Viktor pregunto que dia de la semana era. La voz desconocida, tras una vacilacion momentanea, le respondio que era la madrugada del sabado. Viktor pestaneo, colgo el telefono y arranco la hoja de la maquina con decision. Basta. Dos dias enteros sin levantarse de alli, sin ver a nadie, sin hablar con nadie, con el telefono desconectado, sin responder a las llamadas en la puerta, sin Diana, sin bebida, al parecer tambien sin comida, unicamente un corto descanso en el lecho de vez en cuando, para ver en suenos a la reina de las chinches, sentada en el dintel y moviendo sus bigotes negros. Basta. El periodista B. esperara en el anden a que llegue un tren con el letrero no subir. No va a pasarle nada.
Y mientras tanto, vamos a comer algo, nos lo merecemos... Viktor retiro la maquina de escribir, guardo los manuscritos en un cajon y busco en el bar vacio. Despues, se puso a masticar un trozo de pan viejo con mermelada, mientras se reprochaba amargamente haber vaciado en el lavabo el dia anterior media botella de brandy para evitar la tentacion, y se alegraba de haber iniciado el ciclo de relatos Tras el telon de la gran ciudad,y habia comenzado bien, maravillosamente, de una manera completamente satisfactoria. Aunque, con toda seguridad, tendria que reescribirlo todo.
«Que raro —penso—, que esos cuentos se me hayan ocurrido precisamente ahora. ?Y por que no hace un ano, o hace dos anos, cuando estuve pensando en ellos? Ahora deberia escribir sobre un perturbado que se cree un superhombre, un buen tema. Fue con eso con lo que comence. Pero no es la primera vez que me ocurre algo asi. Si medito a fondo, tendria que decir que siempre me ocurre igual. Y por esa misma razon es imposible escribir por encargo. Uno comienza a escribir una novela sobre los anos mozos del senor Presidente, y lo que sale trata de una isla deshabitada donde viven unos monos extranos, que no se alimentan de bananas sino de los pensamientos de los naufragos... Digamos que aqui hay un vinculo superficial. Siempre lo hay, que pasa. Habria que profundizar, y a quien se le ocurre profundizar si tras dos dias de abstinencia hay ganas de beber. Ahora bajo, el recepcionista siempre tiene algo de beber. Termino de comer y bajo...»
Viktor se estremecio y dejo de masticar. Del negro abismo tras la ventana, a traves del murmullo de la lluvia, llego un sonido semejante al de un martillazo sobre una tabla. «Disparos», penso Viktor con asombro. Aguzo el oido y presto atencion durante cierto tiempo.
Bien, ?que queria decir el autor con sus obras? ?Que necesidad tuvo de resucitar los tiempos duros de la posguerra, cuando no era dificil tropezarse con chinches o con mujeres de vida facil? Quiza el autor queria mostrar el heroismo y la resistencia de la capital, dirigida por su excelencia... ?No vale, senor Banev! ?No se lo permitiremos! Todo el mundo sabe que, por orden directa del senor Presidente, solo en la capital, a los propietarios de empresas quimicas que contaminan el aire les han sido impuestas multas por una cuantia de... Que gracias a la constante e indeclinable atencion personal del senor Presidente, mas de cien mil ninos de la capital asisten anualmente a colonias en el campo... que, de acuerdo a la categoria de rangos, los funcionarios de grado inferior al de consejero palatino no tienen la potestad de reunir firmas para peticiones...
En ese momento, la luz se apago. «?Aja!», dijo Viktor. La lampara se encendio de nuevo, pero solo a media potencia. «Y esto, ?que es?», pregunto Viktor, pero no hubo mas luz. Espero unos minutos y despues llamo a la recepcion. No obtuvo respuesta. Podia llamar a la planta electrica, aunque primero era necesario encontrar la guia telefonica, que quien sabe donde estaba. Ademas, era hora de acostarse. Pero antes habria que beber algo. Viktor se incorporo y de repente escucho un susurro. Alguien pasaba las manos por la puerta. Despues, comenzaron a empujar. «?Quien es?», pregunto Viktor, pero no le respondieron, y solo se oian resoplidos y empujones. Viktor comenzo a sentir terror. Las paredes, iluminadas por un resplandor rojizo, parecian siniestras, extranas, en los rincones habia demasiadas sombras concentradas, y al otro lado de la puerta se arrastraba algo grande, obtuso y carente de sentido. «?Con que podria pegarle?», penso Viktor, mirando a su alrededor, pero en ese mismo momento le llego un susurro ronco desde la puerta.