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Ciudad Maldita - Стругацкие Аркадий и Борис (бесплатные книги онлайн без регистрации TXT) 📗

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—?Y no quieres que te lea una carta? —dijo Izya, insinuante—. Parece que aqui practicaban algo parecido a la poligamia.

—Largate —dijo Andrei, sin levantar la voz.

Izya solto una risita. Con los ojos cerrados, Andrei lo oia moverse, caminar, hacer crujir el parque reseco. Despues se oyo el chirrido de una puerta, y cuando abrio los ojos, todo estaba oscuro.

«Unos rizos... —penso—. Que cosa. Que mala suerte tienen algunos. Y no podemos hacer nada al respecto. Solo hay que pensar en aquellas cosas que dependen de nosotros... Digamos, en Leningrado no hubo rizos de ningun tipo. Hubo un frio salvaje, horrible, los que se congelaban gritaban en los portales cubiertos de hielo, cada vez con menos fuerza, durante muchas, muchas horas... Uno se quedaba dormido, oyendo como alguien gritaba, se despertaba sumido aun en aquel grito desesperado, sin que le pareciera algo horrible, mas bien se trataba de algo que daba nauseas, y cuando por la manana, envuelto en la manta hasta la barbilla, bajaba a buscar agua por las escaleras cubiertas de excrementos congelados, agarrando la mano de su madre que a su vez tiraba del trineo donde habian atado el cubo, el que gritaba yacia abajo, junto al pozo del ascensor, seguramente en el mismo lugar donde cayera la noche anterior, en el mismo sitio, si, porque no habia sido capaz de incorporarse, ni siquiera de arrastrarse, y nadie habia salido a prestarle ayuda. Y no hizo falta rizo alguno. Sobrevivimos solo porque mama tenia la costumbre de comprar la lena al comienzo de la primavera y no en verano. La lena nos salvo. Y los gatos. Doce gatos adultos y un pequeno gatito, tan hambriento que cuando intente acariciarlo se lanzo sobre mi mano y se puso a roer y morder mis dedos con ansiedad. Os mandaria alli, canallas —penso Andrei con rabia repentina, acordandose de los soldados—. Aquello no era el Experimento. Y la ciudad era mucho mas terrible que esta. En aquel sitio me hubiera vuelto loco sin remedio. Me salvo el hecho de ser un nino. Los ninos simplemente morian...

»Pero no rendimos la ciudad —siguio pensando—. Los que se quedaron iban muriendo poco a poco. Los amontonaban ordenadamente en los cobertizos para la lena, intentaban evacuar a los vivos, el gobierno seguia funcionando y la vida continuaba su curso, una vida extrana, delirante. Alguien moria en silencio; otro hacia algo heroico y despues tambien moria: un tercero trabajaba en la fabrica hasta el ultimo momento, y cuando le llegaba el dia, tambien moria. Habia quien engordaba a costa de todo eso, comprando oro, plata, perlas, pendientes, joyas, por mendrugos de pan, pero despues tambien moria: lo llevaban a orillas del Neva y lo fusilaban, y despues subian hasta la calle, y sin mirar a nadie se volvian a colgar los fusiles tras las huesudas espaldas. Habia quien, con un hacha en la mano, acechaba en los callejones, comia carne humana, hasta intentaba venderla, pero de todos modos moria tambien. En aquella ciudad no habia nada mas habitual que la muerte. Pero el gobierno seguia alli, y mientras lograra permanecer, la ciudad se sostenia.

«?Sentirian alguna lastima de nosotros? —se pregunto—. ?O no pensaban en nosotros? Simplemente cumplian la orden, y en esa orden se hablaba de la ciudad, pero no se decia nada de nosotros. Bueno, algo habria, pero en el punto X. En la estacion de Finlandia, bajo un cielo limpio y blanco a causa de la helada, estaban los convoyes de vagones de cercanias. Nuestro vagon estaba repleto de ninos, iguales que yo, de unos doce anos, seguro que de algun orfanato. No me acuerdo de casi nada. Me acuerdo del sol en las ventanas, del vaho al respirar, de una vocecita infantil que repetia continuamente una misma frase, con la misma chillona entonacion de rabia e impotencia: «?Largate de aqui a hacer punetas!», y de nuevo, «?Largate de aqui a hacer punetas!», y de nuevo...

»Pero no era eso lo que me interesaba —reflexiono—. Las ordenes y la lastima, de eso se trataba. Por ejemplo, los soldados me dan lastima. Los entiendo muy bien, simpatizo con ellos. Pedimos voluntarios, y en primer lugar acudieron aventureros, buscadores de emociones, hombres que se aburren en nuestra comoda ciudad, que tenian deseos de ver sitios totalmente nuevos, de jugar con sus fusiles automaticos si llegaba el momento, de buscar entre las ruinas y, al regreso, llenarse el pecho de condecoraciones, ponerse galones con grados superiores, pasearse entre las chicas... Pero, en lugar de todo eso, solo han conseguido diarreas, ampollas sangrantes, vaya usted a saber que porquerias... ?Cualquiera se amotinaria!

»?Y yo, que? ?Me resulta mas facil? ?Acaso vine aqui buscando diarreas? Tampoco tengo ganas de seguir, tampoco veo nada bueno adelante, yo tambien, que el diablo os lleve a todos, albergaba ciertas esperanzas, muy mias, digamos, por ejemplo, ese Palacio de Cristal mas alla del horizonte. Posiblemente me encantaria dar ahora mismo la orden de que lo dejaramos, chicos, volvamos a casa... Tambien estoy harto de tanta suciedad, tambien me devora la desilusion, yo tambien tengo miedo de que aparezcan unos puneteros rizos, o gente con la cabeza de hierro. Quiza se me rompio todo por dentro cuando vi a aquellos infelices sin lengua: ahi lo tienes, imbecil, te lo adverti, no sigas adelante, regresa. ?Y los lobos? Cuando marchaba solo en la retaguardia porque todos se habian cagado de miedo, ?creen que me divertia? Sale un lobo corriendo entre la nube de polvo, me arranca de un bocado la mitad del trasero y desaparece... Eso temia, mis queridos canallas, asi que no sois los unicos que lo pasan mal, la sed tambien me ha cuarteado las tripas.

»Esta bien —se dijo—. ?Y por que demonios sigues adelante? Manana mismo puedes dar la orden y volaremos como los pajaros, dentro de un mes estaremos en casa y puedes tirarle a Geiger a la cara todos tus plenos poderes, y decirle: «Hermanito, ve a que te den, si tantas ganas tienes de expandir tu poder, ve tu mismo, si tienes lo que hay que tener». Pero no, no tiene sentido armar un escandalo. De cualquier manera, hemos avanzado ochocientos kilometros, confeccionamos un mapa, tenemos diez cajas de archivos, ?acaso es poco? ?Mas adelante no hay nada! ?Cuantas ampollas podran aguantar nuestros pies? ?No estamos en la Tierra, no es una esfera! Claro que no existe la Anticiudad, ahora todo eso esta mas que claro, aqui nadie la ha oido mentar. En general, no sera dificil encontrar justificaciones. ?Y ese es el problema, que se trata de justificaciones!

»?Como esta todo planteado? Acordamos llegar hasta el final y te han dado la orden de marchar hasta el final. ?Es asi? Asi mismo. Entonces: ?puedes seguir adelante? Puedo. Hay alimentos, hay combustible, las armas estan en perfecto estado. Claro que la gente esta extenuada, pero todos se encuentran bien, ilesos. Y a fin de cuentas, no estan tan extenuados si se pasan la noche montando a la Lagarta. No, hermanito, algo no cuadra en tus calculos. Eres una mierda como jefe, te dira Geiger, me equivoque al elegirte. Y Quejada le dira algo al oido, Permiak le susurrara por el otro, y Ellizauer hara cola para balbucear algo.»

Andrei intento espantar esta ultima idea, pero ya era tarde. Se dio cuenta con horror de que para el era importantisimo su papel de senor consejero, y que le molestaba muchisimo pensar que esa posicion pudiera cambiar de repente.

«Y que importa que cambie —penso, a la defensiva—. ?Me morire de hambre si no ocupo ese puesto? ?Que estupidez! Que el senor Quejada ocupe mi lugar, y yo ocupare el suyo. ?Tendra malas consecuencias para la mision, o que? Dios mio —penso de repente—. ?De que mision estoy hablando? ?Que tonterias andas diciendo, amigo? Ya no eres un crio para ocuparte de los destinos del mundo. Los destinos del mundo pueden seguir perfectamente sin ti y sin el mismisimo Geiger. ?Cada cual debe hacer su trabajo en su puesto? Por favor, no tengo nada en contra. Estoy dispuesto a cumplir con mi trabajo en mi puesto. En el mio. En este. En el puesto del poderoso. ?Asi son las cosas, senor consejero! ?Y que? ?Por que un suboficial de un ejercito derrotado tiene el derecho a mandar en una ciudad con un millon de habitantes? ?Por que yo, que no soy doctor en ciencias por un pelo, una persona con educacion superior, un joven comunista, no tengo derecho a dirigir el departamento de ciencias? ?Que significa, que lo hago peor que el? ?Cual es el problema?

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