Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк (читать книги онлайн бесплатно полные версии TXT) 📗
Poco a poco fue llegando la hora de que se levantaran todos. Asi que descendi las escaleras hacia el piso de abajo, pero al llegar frente a la habitacion de las chicas la puerta estaba abierta y vi a Mary Jane sentada junto a su viejo baul de crin, que estaba abierto y en el que habia estado metiendo cosas, preparandose para ir a Inglaterra. Pero ahora se habia parado con un vestido doblado en el regazo y tenia la cara entre las manos mientras lloraba. Me senti muy mal al ver aquello; naturalmente, lo mismo que habria sentido cualquiera. Entre y dije:
—Senorita Mary Jane, usted no soporta ver como sufre la gente y yo tampoco: casi nunca. Cuentemelo todo. Asi que me lo conto y eran los negros, lo que yo esperaba. Dijo que aquel viaje tan maravilloso a Inglaterra ya no le hacia casi ilusion; no sabia como iba a ser feliz alli, sabiendo que la madre y los ninos no volverian a verse jamas, y despues se puso a llorar mas fuerte que nunca, y abrio las manos y dijo:
—?Ay, Dios mio, Dios mio, pensar que no volveran a verse nunca jamas!
—Pero si que se veran, y dentro dedos semanas, ?y yo lo se! —respondi.
?Dios mio, se me habia escapado sin pensarlo! Y antes de que pudiera ni moverme me habia echado los brazos al cuello pidiendome que lo repitiera, otra vez, lo repitiera otra vez, ?lo repitiera otra vez!
Comprendi que habia hablado demasiado y antes de tiempo y que me habia metido en una encerrona. Le pedi que me dejara pensarlo un minuto; ella se quedo sentada, muy impaciente y nerviosa, tan guapa, pero con un aire feliz y tranquilo, como una persona a quien le acaban de sacar un diente. Entonces me puse a estudiarlo. Me dije: «Calculo que alguien que va y dice la verdad cuando esta en una encerrona esta corriendo un riesgo considerable, aunque yo no tengo experiencia y no lo puedo afirmar con seguridad, pero en todo caso es lo que me parece, y de todas formas esta es una ocasion en que me ahorquen si no parece que la verdad es mejor y de hecho mas segura que la mentira. Tengo que recordarlo y volverlo a pensar cuando tenga tiempo, porque es de lo mas extrano e irregular. En mi vida he visto cosa igual. Bueno», me dije por fin, «voy a correr el riesgo; esta vez voy a decir la verdad aunque esto es como sentarse encima de un barril de polvora y encenderlo para ver que pasa despues». Entonces fui y dije:
—Senorita Mary Jane. ?Hay algun sitio fuera del pueblo, no muy lejos, donde pudiera pasar usted tres o cuatro dias?
—Si; en casa del senor Lothrop. ?Por que?
—Todavia no importa el porque. Si le digo como se que los negros van a volver a verse, dentro de dos semanas aqui en esta casa, y demuestro como lo se, ?ira usted a casa del senor Lothrop a quedarse cuatro dias?
—?Cuatro dias! —respondio—. ?Un ano me quedaria!
—Muy bien —anadi—, lo unico que le pido es su palabra: me vale mas que el juramento de otra persona por la Biblia. —Sonrio y se ruborizo un poco, muy linda, y continue—: Si no le importa, voy a cerrar la puerta, y con el candado.
Despues volvi a sentarme y dije:
—No grite. Quedese ahi sentada y tomeselo como un hombre. Tengo que decir la verdad y tiene usted que prepararse bien, senorita Mary, porque es una mala cosa y le va a resultar dificil, pero no hay forma de evitarlo. Esos tios de usted no son tios en absoluto; son un par de farsantes, impostores de toda la vida. Bueno, ya hemos pasado lo peor, y el resto lo podra soportar usted con mas facilidad.
Naturalmente, aquello la dejo absolutamente pasmada, pero ahora ya habia dicho lo mas dificil, asi que continue mientras a ella se le encendian los ojos cada vez mas y le conte absolutamente todo, desde la primera vez que nos encontramos con el muchacho idiota que iba al buque de vapor hasta cuando ella se habia lanzado a los brazos del rey en la puerta principal y el la habia besado dieciseis o diecisiete veces, y entonces salto, con la cara llameante como un atardecer, y dijo:
—?Malvado! Vamos, no pierdas un minuto, ni un segundo, ?vamos a hacer que los pinten de brea, los emplumen ylos tiren al rio!
Yo conteste:
—Claro. ?Pero quiere usted decir antes de ir a casa del senor Lothrop o…?
—?Ah —respondio ella—, en que estare yo pensando! —y volvio a sentarse—. No hagas caso de lo que he dicho, te lo ruego. ?No lo haras, verdad?
Me puso la manita suave en la mia de tal forma que respondi que antes preferiria morirme.
—No me he parado a pensarlo de enfadada que estaba —anadio—; ahora sigue y te prometo que no volvere a actuar asi. Cuentame lo que tengo que hacer y hare todo lo que me digas.
—Bueno —dije yo—, estos dos estafadores son unos tipos duros y no me queda mas remedio que seguir viajando con ellos algo mas, quieralo o no; prefiero no decirle a usted por que; y si los denunciara usted, este pueblo me liberaria de sus garras y yo quedaria perfectamente; pero habria otra persona que usted no sabe y que tendria unos problemas terribles. Bueno, ?tenemos que salvar a esa persona, no? Claro. Bueno, entonces no podemos denunciarlos.
Al decir aquello se me ocurrio una buena idea. Vi como podria conseguir que Jim y yo nos liberasemos de los farsantes; hacer que se quedaran en la carcel de alli y luego marcharnos. Pero no queria navegar en la balsa de dia sin nadie mas que yo a bordo para responder las preguntas, asi que no queria que el plan empezase a funcionar hasta bien entrada la noche. Segui diciendo:
—Senorita Mary Jane, le voy a decir lo que vamos a hacer y tampoco tendra usted que quedarse tanto tiempo en casa del senor Lothrop. ?A que distancia esta?
—A poco menos de cuatro millas, justo ahi en el campo.
—Bueno, esta bien. Ahora vaya usted alli y quedese sin decir nada hasta las nueve o las nueve y media de la noche y despues haga que la vuelvan a traer a casa: digales que se le ha olvidado algo. Si llega antes de las once, ponga una vela en esta ventana y espere hasta las once; si despues no aparezco, significa que me he ido y que esta usted a salvo. Entonces sale, da la noticia y hace que metan en la carcel a esos desgraciados.
—Muy bien —respondio—, eso hare.
—Y si da la casualidad de que no logro escaparme, pero me pescan con ellos, tiene usted que decir que se lo habia dicho todo antes y defenderme en todo lo que pueda.
—?Defenderte! Desde luego. ?No te van a tocar ni un pelo! —dijo, y vi que se le abrian las aletas de la nariz y le brillaban los ojos al decirlo.
—Si me escapo, no estare aqui —senale— para demostrar que esos sinverguenzas no son los tios de usted, y si estuviera aqui, no podria demostrarlo. Podria jurar que eran unos tramposos y unos vagabundos, y nada mas, aunque eso ya es algo. Bueno, hay otros que pueden hacerlo mejor que yo, y son personas de las que no dudaran con tanta facilidad como de mi. Le voy a decir como encontrarlas. Deme un lapiz y un trozo de papel. Eso es: «La Realeza Sin Par, Bricksville». Guardelo y no lo pierda. Cuando el juez quiera saber algo de esos dos, que manden a alguien a Bricksville y digan que tienen a los hombres que actuaron en «La Realeza Sin Par», y en cuanto a testigos, conseguira usted que venga todo el pueblo en un abrir y cerrar de ojos, senorita Mary. Y dispuestos a todo, ademas.