Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк (читать книги онлайн бесплатно полные версии TXT) 📗
El rey estuvo viendo a mucha gente aquella tarde, tranquilizando a todos, muy amistoso, y les dio a entender que en Inglaterra sus feligreses estarian preocupados por el, asi que tenia que darse prisa y resolver inmediatamente lo de la herencia antes de marcharse. Lamentaba mucho tener tantas prisas, y lo mismo les pasaba a los demas; querian que se quedara mas tiempo, pero decian que entendian que era imposible. Y dijo que naturalmente William y el se llevarian a las chicas a casa con ellos, lo cual tambien agrado mucho a todos, porque entonces las chicas estarian bien protegidas y entre sus propios parientes, y tambien agrado a las chicas; les gusto tanto que practicamente se olvidaron de que tenian algun problema en el mundo y le dijeron que lo vendiera todo en cuanto quisiera, que ellas estaban dispuestas. Las pobrecillas estaban tan contentas y felices que me dolia el corazon de ver como las enganaban y las mentian tanto, pero no veia una forma segura de intervenir y hacer que cambiara el estado general de cosas.
Bueno, maldito si el rey no puso inmediatamente la casa y los negros y todas las tierras en subasta inmediatamente, dos dias despues del funeral; pero todo el mundo que quisiera podia comprar en privado antes si queria.
Asi que el dia despues del funeral, hacia el mediodia, las muchachas se llevaron la primera sorpresa. Aparecio un par de tratantes de esclavos y el rey les vendio los negros a precio razonable, por letras a tres dias, segun dijeron ellos, y se los llevaron: los dos hijos rio arriba, a Menphis, y su madre rio abajo, a Orleans. Crei que aquellas pobres muchachas y los negros se iban a quedar con el corazon roto de la pena; lloraban juntos y estaban tan tristes que casi me puse malo de verlo. Las chicas dijeron que jamas habian sonado con ver a aquella familia separada o vendida lejos del pueblo. Nunca me podre borrar de la memoria la vision de aquellas pobres chicas y los negros tan tristes, abrazados y llorando; creo que no lo habria podido soportar, sino que habria reventado y delatado a nuestra banda de no haber sabido que aquella venta no valia y que los negros estarian de vuelta a casa dentro de una o dos semanas.
Aquello tambien llamo mucho la atencion en el pueblo y muchos vinieron corriendo a decir que era un escandalo separar asi a la madre y los hijos. Les sento mal a los farsantes, pero el viejo se empeno en seguir adelante, pese a lo que dijera o hiciese el duque, y os aseguro que el duque se sentia muy incomodo.
Al dia siguiente era el de la subasta. Ya bien entrada la manana, el rey y el duque subieron a la buhardilla a despertarme y por su gesto vi que habia problemas. El rey va y dice:
—?Estuviste en mi habitacion anteanoche?
—No, vuestra majestad —que era como siempre lo llamaba cuando no habia delante mas que gente de nuestra banda.
—?Estuviste alli ayer o anoche?
—No, vuestra majestad.
—Tu palabra de honor; sin mentir.
—Mi palabra de honor, vuestra majestad. Le digo la verdad. No he estado cerca de su habitacion desde que la senorita Mary Jane le llevo alli con el duque para ensenarsela.
El duque va y dice:
—?Has visto entrar en ella a otra persona?
—No, vuestra gracia, no que yo recuerde, creo.
—Piensalo con calma.
Estuve pensandolo un momento y al ver mi oportunidad dije:
—Bueno, he visto entrar alli varias veces a los negros. Los dos dieron un saltito, como si jamas se lo hubieran esperado, y despues como si pareciera que si. Despues el duque va y dice:
—?Como, todos ellos?
—No, o sea, por lo menos no todos de una vez; creo que nunca los vi salir juntos, mas que una vez.
—?Vaya! ?Cuando fue eso?
El dia del funeral, por la manana. No fue temprano porque yo dormi hasta tarde. Estaba empezando a bajar las escaleras cuando los vi.
—Bueno, sigue, ?sigue! ?Que hicieron? ?Que paso despues?
—No hicieron nada. Y tampoco paso nada especial, que yo viera. Se marcharon de puntillas; asi que vi muy bien que habian ido a hacer la habitacion de vuestra majestad, o algo asi, si es que ya se habia levantado, y al ver que no se habia levantado, esperaban desaparecer y no meterse en jaleos en lugar de despertarle, si es que ya no le habian despertado.
—?Diablo, esta si que es buena! —dice el rey, y los dos se quedaron con un gesto desesperado y bastante tonto. Se quedaron alli pensando y rascandose las cabezas, y el duque solto una especie de risita carraspeante y dijo:
—Es fabuloso como han jugado su baza esos negros. ?Hicieron como que estaban tan tristes por marcharse de esta region! Y yo crei que lo estaban de verdad, igual que tu e igual que todo el mundo. Que nadie me vuelva a decir que los negros no tienen talento histrionico. Han hecho una interpretacion que enganaria a cualquiera. Para mi que valen una fortuna. Si yo tuviera capital y un teatro no querria mejores actores… Y los hemos vendido por una ganga. Si, y ni siquiera podemos tocar esa ganga todavia. Oye, ?donde esta esa ganga… esa letra?
—En el banco esperando al cobro. ?Donde iba a estar?
—Bueno, entonces no importa, gracias a Dios.
Yo pregunte, como timido:
—?Ha pasado algo?
El rey se volvio hacia mi y exclamo:
—?No es asunto tuyo! Tu cierra la boca y metete en tus cosas… Si es que las tienes. Y mientras estes en este pueblo, que no se te olvide, ?entiendes? —y despues dice al duque—: tenemos que aguantar y no decir nada; tenemos que mantenernos callados.
Cuando empezaron a bajar la escalera, el duque volvio a reirse y dijo:
—?Ventas rapidas y pequenos beneficios! Es un buen negocio. Si.
El rey le solto un bufido y le dijo:
—Cuando los vendi tan rapido estaba tratando de hacer lo que mas nos convenia. Si resulta que no hay beneficios, que no sacamos nada y no nos llevamos nada, ?tengo mas culpa yo que tu?
—Bueno, si se me hubiera escuchado, ellos seguirian en esta casa y nosotros no.
El rey le respondio lo mejor que pudo y despues se dio la vuelta y volvio a meterse conmigo. Me pego un rapapolvo por no decirle que habia visto a los negros salir de su habitacion de aquella manera, que hasta un idiota habria comprendido que pasaba algo. Y despues volvio a cambiar y se maldijo sobre todo a si mismo durante un rato, y dijo que todo habia pasado por no haberse quedado en la cama hasta tarde y haber descansado todo lo que necesitaba aquella manana, y que maldito si volvia a hacerlo en su vida. Asi que se marcharon de charla y yo me senti contentisimo de haberle echado toda la culpa a los negros sin por eso haberles hecho ningun dano.
Capitulo 28