Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис (читаемые книги читать txt) 📗
—No, no tengo la bondad. Estoy ocupado.
—?Pero es tu hija! ?Acaso has caido tan bajo...?
—?Estoy ocupado! —grito Viktor.
—?No te preocupa lo que le pase a tu hija?
—Deja de hacerte la tonta. Creo que querias deshacerte de Irma. Pues ya te has librado de ella. ?Que mas quieres? —Lola comenzo a llorar—. Basta ya —dijo Viktor, frunciendo el ceno—. Ella se siente bien alli. Mejor que en un buen internado. Ve a verla y convencete por ti misma.
—Eres un cerdo asqueroso, desalmado y egoista —proclamo Lola, y colgo.
Viktor solto un improperio en voz baja, desconecto de nuevo el telefono y volvio a la mesa.
—Oiga, Golem, ?que hacen alli con nuestros hijos? Si estan preparando el relevo, yo no estoy de acuerdo.
—?El relevo de quien?
—Pues, el relevo... Eso es lo que pregunto: ?de quien?
—Por lo que se, los ninos estan muy contentos —dijo Golem.
—Eso no importa... No necesito que usted me lo diga para saber que estan contentos. Pero ?que hacen alli?
—?Acaso no se lo han dicho?
—?Quien?
—Los ninos.
—?Como podrian decirmelo, si yo estoy aqui y ellos estan alla?
—Estan construyendo un mundo nuevo.
—Ah... Si, eso me lo dijeron. Pero solo se trata de filosofia... ?Por que vuelve a mentirme, Golem? ?Que mundo nuevo puede existir tras una cerca de alambre espino? ?Un mundo nuevo bajo el mando del general Pferd!... ?Y si se contagian?
—?De que?
—De la enfermedad de los gafudos, por supuesto.
—Le repito por sexta vez que las enfermedades geneticas no son contagiosas.
—Por sexta vez, por sexta vez... —gruno Viktor, que habia perdido el hilo de la conversacion—. Y en general, ?que es la enfermedad de los gafudos? ?A quienes ataca? ?O es un secreto?
—No, se ha publicado por doquier.
—Cuente entonces, pero sin palabras.
—Comienza con los cambios de la piel. Granos, forunculos, sobre todo en manos y pies... A veces aparecen ulceras purulentas...
—Oiga, Golem, ?tiene que detallar tanto?
—?Como?
—Que si tiene que dar tantos detalles.
—No, pero pense que le resultaria interesante.
—?Quiero conocer lo fundamental! —exclamo Viktor con pasion.
—Pero no va a entender lo fundamental —replico Golem, alzando levemente la voz.
—?Por que?
—En primer lugar, porque esta borracho...
—Eso no es un argumento.
—Y en segundo, porque es imposible de explicar.
—Eso es imposible —declaro Viktor—. Sencillamente, no quiere hablar. Pero eso a mi no me ofende. Se que se ha comprometido, no puede hablar, el tribunal militar... A Pavor lo han detenido... Vaya con Dios. Lo unico que no entiendo es por que un nino debe construir un mundo nuevo en una leproseria. ?No encontraron otro lugar?
—No. En la leproseria viven los arquitectos. Y los contratistas.
—Con fusiles automaticos —replico Viktor—. Los he visto. No entiendo nada. Uno de ustedes miente. Usted o Zurzmansor.
—Claro que Zurzmansor —dijo Golem friamente.
—Y es posible que mientan ambos. Pero les creo a los dos, porque tienen algo... Solo quiero que me diga que quieren. Pero la verdad.
—La felicidad —respondio Golem.
—?Para quien? ?Para si mismos?
—No solo.
—?Y a que precio?
—Esa pregunta no tiene sentido para ellos —explico Golem sin prisa—. Al precio de la hierba, de las nubes, del agua que corre... de las estrellas.
—Exactamente como nosotros.
—Pues no —objeto Golem—. Nada por el estilo.
—?Por que? Nosotros tambien...
—No, porque pisoteamos la hierba, dispersamos las nubes, frenamos el agua... Me ha entendido demasiado literalmente y se trata de una analogia.
—No entiendo.
—Se lo adverti. Yo mismo no entiendo muchas cosas, pero algo me imagino.
—?Hay alguien que lo entienda?
—No lo se. Es dificil. Quiza los ninos... Pero incluso si lo entienden, es a su manera. Muy a su manera.
Viktor tomo la mandolina y rasgueo las cuerdas. Los dedos no le obedecian. Dejo el instrumento sobre la mesa.
—Golem, usted es comunista. ?Que demonios hace en la leproseria? ?Por que no esta en un mitin? ?O en una barricada? Moscu no lo va a condecorar.
—Soy arquitecto —replico Golem con tranquilidad.
—?Que clase de arquitecto es usted si no entiende una mierda? Y, en suma, ?por que quiere embaucarme? Llevamos hablando una hora entera, ?y que me ha contado? Bebe mi ginebra y me llena de niebla. Es una verguenza, Golem. Y miente en todo.
—En todo, no. Aunque algo hay. No tienen ulceras purulentas.
—Deme el vaso —dijo Viktor—. Ya esta borracho. —Se sirvio y bebio—. Vayase al demonio, Golem. ?Que necesidad tiene de todo esto? ?A que juega? Si puede contar algo, cuentelo, y si se trata de un secreto, no tenia por que comenzar.
—Eso tiene una explicacion muy sencilla —dijo Golem con aire bonachon mientras estiraba las piernas—. Soy un profeta, usted mismo me lo ha dicho. Y todos los profetas estan en la misma situacion: saben mucho, tienen ganas de contarlo, de compartirlo con un interlocutor agradable, de jactarse para parecer mas importantes. Pero cuando comienzan a hablar, surge una sensacion de incomodidad, de desagrado... Por eso cuentan fabulas, como el buen Dios cuando le preguntaron por la piedra.
—Como quiera —dijo Viktor—. Ire a la leproseria y lo averiguare todo sin usted. Deme alguna pista...
Percibia con cierto interes como se le entumecian las manos y los pies, y pensaba lo bueno que seria beber un ultimo vaso para terminar y echarse a dormir, y despues despertar para ir a ver a Diana. Entonces la cosa no saldria tan mal. Y en general, nada iba tan mal. Se imagino como Diana cantaria la cancion del submarino y se sintio perfectamente. Tomo el remo humedo que yacia en la popa, lo utilizo para apartarse de la orilla y el bote comenzo a oscilar al momento. No llovia en absoluto, el crepusculo era purpureo y los remos rozaban la cresta de las olas. Yacer en el fondo... Y se hubiera tendido alli, pero le resultaba violento porque junto a su oido susurraba sin prisa la voz de Golem.