Ciudad Maldita - Стругацкие Аркадий и Борис (бесплатные книги онлайн без регистрации TXT) 📗
—?Quienes son ellos? ?Esos habitantes de la Anticiudad de que hablas, o que?
—Ellos mismos. Si por fin se nos ha ocurrido mandar exploradores, ?por que no suponer que ellos lo hayan hecho desde hace mucho? ?O que la Ciudad esta llena de espias suyos? ?No sonrias, no sonrias, idiota! ?No estoy bromeando! Si caes en una emboscada, os rebanaran la cabeza a todos como si fuerais pollitos.
—Esta bien —dijo Andrei—. Me has convencido. Me callo.
Geiger siguio mirandolo atentamente durante unos momentos.
—De acuerdo —dijo a continuacion—. Quiere decir que habeis entendido los objetivos. Y lo relativo a la confidencialidad. Entonces, eso es todo. Hoy firmare el decreto de tu nombramiento como jefe de la operacion... digamos...
- Noche y niebla-sugirio Izya, abriendo mucho los ojos con aire de inocencia.
—?Que? No... Demasiado largo. Digamos... Zigzag. Operacion Zigzag.?No suena bien? —Geiger saco un pequeno bloc de notas del bolsillo de la chaqueta e hizo una anotacion—. Andrei, puedes dar comienzo a los preparativos. Quiero decir, por ahora de la parte puramente cientifica. Elige a la gente, formula las tareas... haz los pedidos de equipamiento y pertrechos. Dare luz verde a tus pedidos. ?Quien te sustituira?
—?En la oficina? Butz.
—Bueno, si —dijo finalmente Geiger con una mueca de desagrado—. Que sea Butz. Dejalo encargado de los asuntos de la consejeria, y tu dedicate a la Operacion Zigzaga tiempo completo. ?Y adviertele a Butz que le de menos a la lengua! —grito de repente.
—Una cosa —dijo Andrei—. Vamos a ponernos de acuerdo...
—?Al diablo, al diablo! —replico Geiger—. No quiero hablar ahora de esos temas. ?Ya se que me quieres decir! Pero el pez comienza a pudrirse por la cabeza, senor consejero, y lo que has armado en la consejeria... ?rayos!
—Jacobinos —le sugirio Izya.
—?Tu, judio, callate! —grito Geiger—. ?Marchaos todos al infierno, charlatanes! Me habeis enredado del todo... ?De que estaba hablando yo?
—De que no quieres hablar sobre ese tema —dijo Izya. Geiger lo miro, sin entender.
—Te ruego encarecidamente, Fritz —dijo Andrei, con intencionada calma—, que protejas a mis colaboradores de cualquier tipo de estupidez ideologica. Yo los elegi personalmente, confio en ellos y si de verdad quieres que haya ciencia en la Ciudad, dejalos en paz.
—Muy bien, muy bien —gruno Geiger—. No vamos a hablar hoy de eso...
—Si, vamos a hablar —repuso Andrei en tono sumiso, enternecido por su propia actitud—. Tu me conoces bien, estoy totalmente de tu lado. Pero entiende una cosa, por favor: es imposible que esa gente no refunfune. Son asi. El que no refunfuna, no vale nada. ?Que rezonguen! Yo mismo cuidare de la pureza ideologica en mi consejeria. Puedes estar tranquilo. Y dile, por favor, a nuestro querido Rumer que de una vez por todas...
—?Puedes hablar sin ese tono de ultimatum? —pregunto Fritz, altivo.
—Claro que si —dijo Andrei, ya con plena sumision—. Puedo. Sin tono de ultimatum se puede, sin ciencia se puede, sin expedicion se puede...
—?No quiero hablar ahora de ese tema! —dijo Geiger, respirando ruidosamente por las ventanas de la nariz muy abiertas, y clavandole la mirada.
Y Andrei comprendio que, por ese dia, era suficiente. Sobre todo porque es verdad que, para hablar de esos temas, lo mejor es hacerlo sin testigos.
—Pues si no quieres, no hablamos —dijo, conciliador—. Es que lo tenia en la punta de la lengua. Hoy, Vareikis me ha dejado hasta las narices... Escucha, quiero preguntarte una cosa: la cantidad total de carga que podremos llevar. Dime una cifra orientativa aunque sea.
Geiger resoplo varias veces por la nariz, despues miro de reojo a Izya y se recosto en el asiento.
—Calcula unas cinco o seis toneladas... quiza algo mas —explico—. Llama a Manjuro... Pero ten en cuenta que aunque el sea la cuarta persona en la jerarquia del estado, desconoce los verdaderos objetivos de la expedicion. El responde por el transporte. Te dara todos los detalles.
—Bien —dijo Andrei asintiendo—. ?Y sabes a quien quiero llevarme de los militares? Al coronel.
—?Al coronel? —Geiger dio un respingo—. ?No eres tonto! ?Y con quien me quedo yo aqui? El coronel es el centro del Estado Mayor general...
—Excelente —dijo Andrei—. Eso quiere decir que, simultaneamente, el coronel llevara a cabo la exploracion en profundidad. Estudiara en persona el posible escenario de las acciones. Y tengo muy buenas relaciones con el... A proposito, chicos, esta noche doy una fiestecita. Boeufbourguignon.?Que os parece?
—Humm... —gruno Geiger, que puso cara de preocupacion de inmediato—. ?Hoy? No se, amigo, no podria decirte con seguridad... Simplemente, no lo se. Quiza pase un minuto por alli.
—Como quieras. —Andrei suspiro—. Pero si no puedes venir, te ruego que no mandes a Rumer en representacion tuya, como la vez anterior. No estoy invitando al presidente, sino a Fritz Geiger. No necesito sustitutos oficiales.
—Veremos, veremos... —repuso Geiger—. ?Otro cafe? Tenemos tiempo. ?Parker!
En el umbral aparecio el rubicundo Parker, que recibio el pedido de cafe inclinando la cabeza, con el cabello partido por una raya perfecta.
—El consejero Rumer —dijo, con voz delicada— espera en el telefono al senor presidente.
—Como si nos hubiera oido —gruno Geiger mientras se ponia de pie—. Perdonadme, ahora regreso.
Salio, y al instante aparecieron las chicas de delantal blanco. Sirvieron la segunda ronda de cafe rapido y sin hacer ruido, y salieron junto con Parker.
—?Y tu, vendras? —le pregunto Andrei a Izya.
—Con mucho gusto —dijo Izya, mientras bebia el cafe con silbidos y sorbetones—. ?Quien mas va a estar?
—Estara el coronel, los Dollfuss, quiza Chachua... ?Quien quieres que este?
—Sinceramente, te dire que la mujer de Dollfuss no me hace ninguna falta.
—No te preocupes, le echaremos a Chachua.
Izya asintio.
—Hace tiempo que no nos reuniamos, ?no crees? —dijo, de repente.
—Si, hermanito, el trabajo...
—Mientes, mientes, ?de que trabajo me hablas? Te sientas alli a sacarle brillo a tu coleccion de armas. Ten cuidado, no sea que te pegues un tiro por descuido. ?Si! Y, a proposito, he conseguido una pistolita. Una autentica Smith & Wesson, de la pradera...
—?De veras?
—Pero esta oxidada, toda cubierta de orin.