Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк (читать книги онлайн бесплатно полные версии TXT) 📗
—?Asi que no has comido ni carne ni pan todo este tiempo? ?Por que no buscaste tortugas de rio?
—?Y como las iba a agarrar? No se les puede uno echar encima y agarrarlas; y, ?como va uno a matarlas de una pedrada? ?como se hace eso de noche? Y no iba a dejar que me vieran en la orilla de dia.
—Bueno, es verdad. Claro, has tenido que seguir en el bosque todo el tiempo. ?Oiste como disparaban el canon?
—Ah, si. Sabia que te buscaban a ti. Los vi pasar por aqui… los mire entre los arbustos.
Pasaron unos pajaritos que volaban una yarda o dos cada vez y se volvian a posar. Jim dijo que era senal de que iba a llover. Dijo que eso significaba cuando lo hacian los pollitos, asi que pensaba que era lo mismo cuando lo hacian los pajaritos. Yo iba a cazar algunos, pero Jim no me dejo. Dijo que traia la muerte. Dijo que su padre se puso muy enfermo una vez y alguien de su familia atrapo un pajaro y su abuelita dijo que su padre se moriria y eso fue lo que paso.
Y Jim dijo que no habia que contar las cosas que iba uno a cocinar para la cena, porque traia mala suerte. Lo mismo que si se sacudia el mantel despues de anochecer. Y dijo que si un hombre tenia una colmena y se moria ese hombre, habia que decirselo a las abejas antes de que volviera a salir el sol a la manana siguiente, porque si no las abejas se ponian enfermas y dejaban de trabajar y se morian. Jim dijo que las abejas no picaban a los idiotas, pero yo no me lo crei, porque me habia metido con ellas docenas de veces y a mi nunca me picaban.
Algunas de esas cosas ya las habia oido yo decir antes, pero no todas ellas. Jim se sabia montones de senales de esas. Dijo que se las sabia casi todas. Yo dije que me parecia que todas las senales traian mala suerte, asi que le pregunte si habia alguna senal de buena suerte. Y va y dice:
—Muy pocas, y no le valen a nadie. ?Para que quieres saber cuando viene la buena suerte? ?Quieres que no llegue? —y anadio—: Si tienes los brazos peludos y el pecho peludo, es senal de que vas a ser rico. Bueno, eso vale de algo, porque siempre es para dentro de mucho tiempo. Sabes, a lo mejor tienes que ser pobre mucho tiempo antes, y entonces podrias desanimarte y matarte, si no supieras por esa senal que con el tiempo vas a ser rico.
—?Tu tienes pelos en los brazos y en el pecho?
—?Y para que me lo preguntas? ?No ves que si?
—Bueno, ?eres rico?
—No, pero fui rico una vez y voy a volver a serlo. Una vez tuve catorce dolares, pero me dedique a especular y me arruine.
—?En que especulaste, Jim?
—Bueno, empece con valores.
—?Que clase de valores?
—Bueno, valores de verdad: ya sabes, ganado. Inverti diez dolares en una vaca. Pero no volvere a arriesgar dinero en valores. La vaca fue y se me murio.
—O sea, que perdiste los diez dolares.
—No, no los perdi todos. Solo unos nueve. Vendi la piel y la cola por un dolar y diez centavos.
—Te quedaban cinco dolares y diez centavos. ?Seguiste especulando?
—Si. ?Te acuerdas de ese negro del viejo senor Bradish que solo tiene una pierna? Bueno, pues puso un banco y dijo que todo el que depositara un dolar recibiria cuatro dolares mas al final del ano. Bueno, todos los negros depositaron, pero no tenian mucho. Yo era el unico que lo tenia. Asi que deposite mas de cuatro dolares y dije que si no me daba lo que me tocaba, yo abria mi propio banco. Bueno, claro que aquel negro no queria que yo le hiciera la competencia, porque decia que no habia negocio bastante para dos bancos, asi que dice que yo podia meter mis cinco dolares y el me pagaria treinta y cinco al final del ano.
»Asi que eso hice. Despues pense que invertiria los treinta y cinco dolares para que las cosas siguieran moviendose. Habia un negro que se llamaba Bob que tenia una barca plana y su amo no lo sabia, y se la compre y le dije que le daria los treinta y cinco dolares a fin de ano; pero alguien robo la barca aquellas noche y al dia siguiente el negro cojo dijo que el banco habia quebrado, asi que todos nos quedamos sin el dinero.
—?Que hiciste con los diez centavos, Jim?
—Bueno, iba a gastarmelos, pero tuve un sueno y el sueno me dijo que se los diera a un negro que se llama Balum, que lo llaman Asno de Balum; ya sabes, uno de esos medio tontos, pero dicen que tiene suerte, y ya estaba visto que yo no la tenia. El sueno dice que Balum invierta los diez centavos y haga que crezcan. Bueno, pues Balum se llevo el dinero, y cuando estaba en la iglesia oyo que el predicador decia que quien daba a los pobres prestaba al Senor y con el tiempo recibiria el dinero multiplicado por cien. Asi que va el Balum y les da los diez centavos a los pobres y se queda esperando a ver que pasa.
—Bueno, y, ?que paso, Jim?
—No paso nada. No consegui que me devolviera ese dinero pa na, y Balum tampoco. No voy a volver a prestar mas dinero hasta que me den un aval. ?Y decia el predicador que te devolverian el dinero cien veces! Si me devolviera los diez centavos quedariamos en paz y yo tan contento.
—Bueno, Jim, de todas maneras no importa, si vas a volver a ser rico tarde o temprano.
—Si, y ya soy rico ahora si lo piensa uno bien. Soy dueno de mi mismo y valgo ochocientos dolares. Ojala tuviera el dinero; ya no querria mas.
Capitulo 9
Me apetecia ir a buscar un sitio que estuviera hacia el centro de la isla y que habia visto cuando estaba explorando, asi que nos pusimos en marcha y en seguida llegamos, porque la isla solo media tres millas de largo y un cuarto de milla de ancho.
Aquel sitio era un cerro bastante largo y empinado, de unos cuarenta pies de alto. Nos costo trabajo llegar arriba, de empinados que eran los lados y espesos los arboles. Anduvimos buscando por todas partes y por fin encontramos una buena caverna en la roca, casi arriba del todo, en el lado que daba a Illinois. La caverna media tanto como dos o tres habitaciones juntas, y Jim podia estar de pie sin darse en el techo. Era fresca. Jim era partidario de guardar alli nuestras trampas inmediatamente, pero le dije que no nos convenia andar subiendo y bajando todo el tiempo.
Jim dijo que si teniamos la canoa escondida en un buen sitio y teniamos todas las trampas en la caverna, podriamos escondernos a toda prisa en ella si llegaba alguien a la isla, y que sin perros nunca nos encontrarian. Y, ademas, dijo que los pajaritos habian dicho que iba a llover y, ?queria yo que se nos mojaran todas las cosas?
Asi que volvimos, sacamos la canoa y llegamos frente a donde estaba la caverna y llevamos alli todas las trampas. Despues buscamos un sitio cerca donde esconder la canoa, en medio de los grandes sauces. Algunos peces habian picado en los sedales; los cojimos y volvimos a poner el cebo y empezamos a prepararnos para la cena.