Historia De Una Gaviota Y El Gato Que La Enseno A Volar - Sepulveda Luis (читать книги онлайн полностью без регистрации .TXT) 📗
– Pues el rabo todavia me apesta a bencina… ?dijo usted calamares a la romana…? -pregunto Secretario antes de trepar al cubo.
– Mami, ?quienes son estos? -grazno el pollito senalando a los gatos.
– ?Mami! ?Te ha dicho mami! ?Que terriblemente tierno! -alcanzo a exclamar Sabelotodo, antes de que la mirada de Zorbas le aconsejara cerrar la boca.
– Bueno, caro amico, has cumplido la primera promesa, estas cumpliendo la segunda y solo te queda la tercera -declaro Colonello.
– La mas facil: ensenarle a volar -maullo Zorbas con ironia.
– Lo conseguiremos. Estoy consultando la enciclopedia, pero el saber lleva su tiempo -aseguro Sabelotodo.
– ?Mami! ?Tengo hambre! -los interrumpio el pollito.
3 El peligro acecha
Las complicaciones empezaron al segundo dia del nacimiento. Zorbas tuvo que actuar drasticamente para evitar que el amigo de la familia lo descubriera. Apenas oyo abrir la puerta, volco una maceta vacia sobre el pollito y se sento encima. Por fortuna el humano no salio al balcon y desde la cocina no oia los graznidos de protesta. El amigo, como siempre, limpio la caja, cambio la gravilla, abrio una lata de comida y, antes de marcharse, se asomo a la puerta del balcon.
– Espero que no estes enfermo, Zorbas. Es la primera vez que no corres en cuanto te abro una lata. ?Que haces sentado en esa maceta? Cualquiera diria que estas ocultando algo. Bueno, hasta manana, gato loco.
?Y si se le hubiera ocurrido mirar debajo de la maceta? De solo pensarlo se le aflojo el vientre y tuvo que correr hasta la caja.
Alli estaba, con el rabo muy levantado, sintiendo un gran alivio y pensando en las palabras del humano.
"Gato loco." Asi lo habia llamado. "Gato loco."
Tal vez tuviera razon, porque lo mas practico hubiera sido dejarle ver el pollito. El amigo habria pensado entonces que sus intenciones eran comerselo y se lo habria llevado para cuidarlo hasta que creciera. Pero el lo habia ocultado bajo una maceta. ?Era un gato loco?
No. De ninguna manera. Zorbas seguia rigurosamente el codigo de honor de los gatos de puerto. Habia prometido a la agonizante gaviota que ensenaria a volar al pollito, y lo haria. No sabia como, pero lo haria.
Zorbas tapaba concienzudamente sus excrementos cuando los graznidos alarmados del pollito lo hicieron volver al balcon.
Lo que vio alli le helo la sangre.
Los dos gatos facinerosos estaban echados frente al pollito, movian los rabos excitados y uno de ellos lo sujetaba con una zarpa encima de la rabadilla. Por fortuna le daban la espalda y no lo vieron llegar. Zorbas tenso todos los musculos del cuerpo.
– Quien iba a decir que encontrariamos un desayuno tan bueno, compadre. Es chiquito pero se ve sabroso -maullo uno.
– ?Mami! ?Socorro! -graznaba el pollito.
– Lo que mas me gusta de los pajaros son las alas. Este las tiene pequenas, pero los muslos se le ven carnuditos -apunto el otro.
Zorbas salto. En el aire saco las diez unas de sus patas delanteras y, al caer en medio de los dos tunantes, les aplasto la cabeza contra el suelo.
Trataron de levantarse, pero cuando quisieron hacerlo cada uno de ellos tenia una oreja traspasada por un aranazo.
– ?Mami! ?Me querian comer! -grazno el pollito.
– ?Comernos a su hijo? No, senora. De ninguna manera -maullo uno con la cabeza pegada al suelo.
– Somos vegetarianos, senora. Vegetarianos estrictos -aseguro el otro.
– No soy una "senora", idiotas -maullo Zorbas jalandoles las orejas para que pudieran verlo.
Al reconocerlo, a los dos facinerosos se les erizo el pelo.
– Tiene un hijo muy bonito, amigo. Sera un gran gato -aseguro el primero.
– Eso se ve de lejos. Es un gatito muy guapo -afirmo el otro.
– No es un gato. Es un pollo de gaviota, estupidos -aclaro Zorbas.
– Es lo que siempre le digo a mi compadre: hay que tener hijos gaviotas. ?Verdad, compadre? -declaro el primero.
Zorbas decidio terminar con aquella farsa, pero aquellos dos cretinos se llevarian un recuerdo de sus garras. Con un energico movimiento recogio las patas delanteras y sus garras partieron una oreja de cada uno de esos cobardes. Maullando de dolor escaparon a la carrera.
– ?Tengo una mami muy valiente! -grazno el pollito.
Zorbas comprendio que el balcon no era un lugar seguro, pero tampoco podia meterlo en el piso porque el pollito lo ensuciaria todo y acabaria siendo descubierto por el amigo de la familia. Tenia que buscarle un refugio seguro.
– Ven, vamos a dar un paseo -maullo Zorbas antes de tomarlo delicadamente entre los dientes.
4 El peligro no descansa
Reunidos en el bazar de Harry, los gatos decidieron que el pollito no podia seguir en el piso de Zorbas. Eran muchos los riesgos que corria, y el mayor de todos no era la amenazante presencia de los dos gatos facinerosos, sino el amigo de la familia.
– Los humanos son, por desgracia, imprevisibles. Muchas veces con las mejores intenciones causan los peores danos -sentencio Colonello.
– Asi es. Pensemos por ejemplo en Harry, que es un buen hombre, todo corazon, pero que, como siente un gran carino por el chimpance y sabe que le gusta la cerveza, venga, a pasarle botellas cada vez que el mono tiene sed. El pobre Matias es un alcoholico, ha perdido la verguenza y cada vez que se embriaga le da por entonar unas canciones terribles. ?Terribles! -maullo Sabelotodo.
– ?Y que decir del dano que hacen intencionadamente? Pensad en la pobre gaviota que murio por culpa de la maldita mania de envenenar el mar con su basura -agrego Secretario.
Tras una corta deliberacion acordaron que Zorbas y el pollito vivirian en el bazar hasta que este aprendiera a volar. Zorbas iria hasta su piso todas las mananas para que el humano no se alarmara, y luego volveria a cuidarlo.
– No estaria mal que el pajarito tuviera un nombre -sugirio Secretario.
– Es exactamente lo que iba a proponer yo. Me temo que el quitarme los maullidos de la boca es superior a sus fuerzas -se quejo Colonello.
– Estoy de acuerdo. Debe tener un nombre, pero antes hay que saber si es macho o hembra -maullo Zorbas.
No bien habia terminado de maullar y ya Sabelotodo habia botado del estante un tomo de la enciclopedia: el volumen veinte, correspondiente a la letra "S", y pasaba paginas buscando la palabra "sexo".
Por desgracia la enciclopedia no decia nada acerca de como reconocer el sexo de un polluelo de gaviota.
– Hay que reconocer que tu enciclopedia no nos ha servido de mucho -se quejo Zorbas.
– ?No admito dudas sobre la eficacia de mi enciclopedia! Todo el saber esta en esos libros -respondio ofendido Sabelotodo.
– Gaviota. Ave marina. ?Barlovento! El unico que puede decirnos si es macho o hembra es Barlovento -aseguro Secretario.
– Es exactamente lo que iba a maullar yo. ?Le prohibo seguir quitandome los maullidos de la boca! -rezongo Colonello.
Mientras los gatos maullaban, el pollito daba un paseo entre docenas de aves disecadas. Habia mirlos, papagayos, tucanes, pavos reales, aguilas, halcones, que el miraba atemorizado. De pronto, un animal de ojos rojos y que no estaba disecado le cerro el paso.
– ?Mami! ?Auxilio! -grazno desesperado. El primero en llegar junto a el fue Zorbas, y lo hizo a tiempo, pues en ese preciso momento una rata alargaba las patas delanteras hacia el cuello del pollito.
Al ver a Zorbas, la rata huyo hasta una grieta abierta en un muro.
– ?Me queria comer! -grazno el pollito pegandose a Zorbas.
– No pensamos en este peligro. Creo que habra que maullar seriamente con las ratas -indico Zorbas.
– De acuerdo. Pero no les hagas muchas concesiones a esas desvergonzadas -aconsejo Colonello.
Zorbas se acerco hasta la grieta. Su interior estaba muy oscuro, pero logro ver los ojos rojos de la rata.